El cambio es señal de vida, es natural e inherente al hecho de estar viviendo. Emigrar es un cambio significativo en la vida, y atreverse a dar este paso moviliza por completo la estructura psico-social de quien toma esta decisión.
Ante los diversos cambios que sufre el migrante, con frecuencia aparece el duelo múltiple como respuesta emocional ante el intenso estrés e impacto de las pérdidas de lo que dejó atrás.
En este artículo quiero compartir contigo algunos aspectos sobre el duelo migratorio, la inteligencia migratoria y la resiliencia como herramienta para superar los traumas producto de la migración.

Una decisión forzada
Migrar en búsqueda de nuevas oportunidades ha sido una decisión forzada a lo largo de la historia para los habitantes de varias naciones, bien sea por causa de conflictos bélicos o por crisis políticas-sociales-económicas, tal como ahora está ocurriendo en el caso de los venezolanos, para quienes permanecer en el país de vista al futuro, a corto y mediano plazo, luce cada vez más incierto, oscuro y carente de libertades para el desarrollo de los sueños de muchos.
Desde este escenario, surge la idea de la migración, siendo uno de los fenómenos sociales que más desestabiliza la vida de las personas desde hace miles de años. Y vale acotar que quienes permanecen en su país de origen, como quienes se quedan en Venezuela y ven partir a sus seres amados, también sufren las consecuencias emocionales de la emigración.
Se requiere inteligencia migratoria desde el inicio
El creciente interés de los especialistas en el campo de la salud mental en estudiar la migración, para ofrecer mayor comprensión y acompañamiento a tan retadora experiencia de vida, ha permitido identificar un tipo de inteligencia, que aplica tal como lo es la inteligencia emocional, la social o la ecológica.
En tal sentido, la inteligencia migratoria describe el conjunto de habilidades y destrezas emocionales, psicológicas y sociales, necesarias para facilitar comportamientos de adaptación, a fin de alcanzar una inserción sana y exitosa en el contexto social del nuevo país.
Por otra parte, la inteligencia migratoria contribuye a prevenir situaciones tanto inesperadas como desagradables, pues permite evaluar desde el principio si la persona está en condiciones aceptables para tomar la decisión de emigrar.
El duelo migratorio es un duelo múltiple

Iniciar un proyecto y dejar atrás familia, amigos, trabajo y cultura, resulta una tarea personal intensa. Si bien la migración es una de esas situaciones donde se esperan beneficios y ganancias, también inevitablemente trae consigo una serie de pérdidas. El dolor emocional que producen estas pérdidas es lo que se conoce como “Duelo Migratorio”.
El duelo es una respuesta emocional humana única, universal y dolorosa que se produce ante la pérdida de una cosa, persona o valor con el que previamente se había establecido un vínculo afectivo significativo. El duelo no es una enfermedad, y en este caso es un proceso totalmente normal, debido a que emigrar supone sumar varias pérdidas.
Este duelo puede resultar “simple” -es el menos común-, cuando la migración se realiza en buenas condiciones, porque quien llega al otro país se encuentra con un entorno que lo acoge y le facilita la inclusión y el desarrollo del proyecto migratorio.
El otro tipo, el más frecuente, es el “duelo complicado”, en el cual la conjunción de circunstancias sociales y personales dificultan la superación de las pérdidas. Este último tipo de duelo es el que puede poner en peligro la salud mental del emigrante.
También hablamos de “duelos múltiples”, porque se unen: el duelo por la separación de los familiares y amigos; el duelo por la lengua materna; el duelo por la cultura; el duelo por la pérdida del paisaje y de su tierra; el duelo por la pérdida del nivel social; el duelo por la pérdida de contacto con el grupo étnico; el duelo por la pérdida de la seguridad física; el duelo por no poder regresar; y/o el duelo por la pérdida del proyecto migratorio.
Si además, consideramos la emigración en condiciones como la de los venezolanos, motivada por la precariedad económica, la situación social de inseguridad y violencia, así como la escasez de alimentos, entre otros factores, nos encontramos con agravantes del malestar subjetivo de quienes emigran.
Todos podemos transformarnos
La buena noticia es que cada persona puede ser capaz de superar el duelo, con la aplicación de la inteligencia migratoria, y la resiliencia; para lo cual, además, puedes contar con mi acompañamiento, en el que aplicaré las herramientas y aprendizajes que he adquirido en mi práctica profesional como terapéuta y psicóloga.
A ti, que me lees hoy, te invito a desarrollar la resiliencia, porque ayuda a prevenir la depresión y otros trastornos mentales, porque comienzas a ver los problemas como oportunidades, los infortunios como enseñanzas, y lo adverso como aprendizaje; con ello mejorará tu auto confianza e incrementarás las posibilidades de logro de tus objetivos de vida.
Si eres migrante, te invito a poner en práctica tu capacidad de resiliencia a lo largo de tu vida mediante el buen humor, el optimismo, conociendo tus fortalezas, gestionando las emociones para crear mayor certeza y plenitud en tu vida.
Si quieres que te acompañe en este proceso, ponte en Contacto conmigo, y comienza a Vivir tu presente en Plenitud.
